El Rednauta

La voz de Galicia

Es un lugar común afirmar que los ciudadanos del primer mundo vivimos en la «sociedad de la información». En ninguna otra época de la historia de la humanidad, el ser humano ha generado, transmitido, difundido y recibido tal cantidad de conocimientos, y con tanta rapidez. Cualquier suceso, incluso los ocurridos en la parte más recóndita de la Tierra, puede llegar a ser conocido de inmediato en el resto del planeta. Desde el punto de vista cuantitativo, en la actualidad hay más personas que nunca con posibilidad de acceder a todo tipo de datos para completar sus saberes. Hoy cualquiera puede informarse al instante sobre cualquier asunto en contraste con el enorme esfuerzo que se vieron obligadas a realizar para procurarse sus conocimientos las personas más instruidas de épocas precedentes. Este descomunal desarrollo de la información, consecuencia, en buena medida, del imparable progreso de la tecnología, incita a calificar al individuo contemporáneo como el «hombre informado».

Al fenómeno de la información ha venido a sumarse recientemente otro, que podríamos denominar «diálogo en la red», en el que, gracias a los utensilios telemáticos, una buena parte de ciudadanos, en su mayoría jóvenes, se han convertido en rednautas o navegantes por la red (expresión más precisa que la de internauta, cuyo significado es, en rigor, navegante «entre» o «en medio de», pero sin referencia alguna al medio). La información tradicional, tal vez contemplada por esta parte de la sociedad como un monólogo sin apenas interés por hablar generalmente de acontecimientos ajenos, está coexistiendo con ese nuevo fenómeno del diálogo entre los navegantes. Y, lo que es más relevante, en el que se habla no de lo que los medios de información consideran interesante (generalmente la política), sino de lo que los propios rednautas entienden como tal.

Asistimos así a una proliferación de redes sociales que está transformando al ciudadano actual. Es cierto que muchas veces el contenido de lo que se lanza a la red es trivial, pues el rednauta es de los que viven en el olvido del montón y difunde noticias banales que intercambia con otras equivalentes de los demás navegantes. Pero eso no impide que se esté produciendo una comunicación completamente abierta e incontrolada entre los navegantes por la red. Hay un diálogo permanente entre los rednautas sobre sus propias noticias. La gran mayoría de ellos son gente corriente que ahora está interconectada: decide sin rubor lo que comunica, pero sin dejar de estar permanentemente atenta a lo que interesa a los demás rednautas.

Al ser reciente, la aparición del rednauta presenta todavía desajustes y defectos, como el de la posibilidad de utilizar de forma perversa el anonimato que permite la red. Pero con el tiempo irán mejorando la calidad y la fiabilidad de los contenidos que se lanzan a través de la misma.

Lo que parece que no tiene vuelta atrás es la entrada del hombre moderno en la red y su conversión en rednauta.

A día de hoy la red es ya la gran avenida tecnológica de la sociedad «audio-parlante» por la que transitan tanto la información de los medios de comunicación, de elaboración cara y difícil cobro, como la plática insustancial, de bajo coste, que mantienen los rednautas.

 José Manuel Otero

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