Mis ex alumnos han superado el examen electoral
El pasado domingo día 9, mis dos ex alumnos, Zapatero y Rajoy, han realizado un difícil y trascendente examen en el que el tribunal calificador estaba compuesto por millones de españoles con derecho a voto. Y ambos lo han superado con una brillante calificación, ya que los dos han logrado superar para la próxima legislatura el número de diputados con los que contaban en la anterior. José Luis volvió a obtener, cosa que de por sí es sumamente brillante, la plaza de presidente del Gobierno por cuatro años más. Y Mariano, aunque no ganó esta plaza a la que también concursaba, superó la prueba electoral con el suficiente nivel como para seguir ocupando la plaza de líder de la oposición.
Como sucede en todas las contiendas en las que hay varios que aspiran a alcanzar el mismo objetivo, habrá quien esté en desacuerdo con las «notas» del tribunal. Pero en la democracia el que vale es el voto de la mayoría y, en este caso, no hay ninguna duda de que la mayoría de los españoles han confiado a Zapatero la tarea de gobernar durante los próximos cuatro años.
Estoy convencido de que los dos candidatos sabían que se presentaban al examen con un bagaje político en el que no todo eran aciertos. Los comentaristas políticos y la gente mostraron acuerdos y desacuerdos con actuaciones de ambos. De aquí que aunque los dos tenían fundadas esperanzas de ganar, no estaban completamente seguros de ello. Los principales problemas en torno a los que giró la pasada legislatura —la reforma de los estatutos de autonomía y el terrorismo— son tan específicamente españoles y tienen tal envergadura que por muy acertadamente que se hubiesen abordado, tanto desde el Gobierno como desde la oposición, no iban a satisfacer a todos.
Pero las urnas han dado su veredicto, han designado al ganador y ahora José Luis tendrá que dirigir la acción de gobierno durante otro período de cuatro años que, sin duda, volverá a estar repleto de problemas de todo tipo, en los que, según parece, ocuparán un lugar especial los económicos. Y a su acción de gobierno se opondrá Mariano mediante una crítica constructiva. A ambos les deseo el mayor de los aciertos, y no solo por el afecto que les tengo, sino por nuestro bien, el de todos los españoles.
Pero no me quedaría a gusto si no les dijera a ambos, reconociendo que carezco de todo título para ello, que deben cambiar, al menos, dos cosas: sus equipos de colaboradores y el grado de colaboración mutua que han desarrollado hasta ahora. José Luis debe rodearse de un buen equipo de gobierno, porque el éxito de este será suyo, mientras que Mariano debe desprenderse de algunos colaboradores que lastraron mucho su imagen. Y los dos, esforzarse en alcanzar pactos de Estado en los temas más trascendentales para nuestro país, como en política exterior (muy descuidada), en justicia (en estado agónico), en la política territorial (pendiente de ultimar) y en materia de terrorismo (poniendo con claridad los temas sobre la mesa y dedicando una atención especial a las víctimas).