Los arreglamundos

La Voz de Galicia
Sábado, 2 de agosto de 2008

El arreglamundos es una subespecie del género humano mucho más extendida de lo que pudiera pensarse. Lo que ocurre es que la inmensa mayoría de ellos no saben que lo son. Y probablemente usted, apreciado lector, tampoco sepa con exactitud que es un arreglamundos. Se trata de una persona perteneciente sobre todo al género masculino –se da muy poco entre las mujeres- que dedica una parte de su tiempo, laboral o de ocio, a conversar con sus congéneres con la finalidad de arreglar con palabras los problemas de todo tipo que aquejan a la humanidad.

Aunque los arreglamundos están por doquier, suelen desarrollar su actividad en espacios cerrados especialmente adecuados para ello, como las cafeterías y los vestuarios de los clubes recreativos. Los que frecuentan los bares y demás establecimientos de hostelería son los denominados “arreglamundos de café”. Se reconocen muy fácilmente porque suelen reunirse casi todos los días laborables entorno a una mesa, que suelen tener reservada, formando una tertulia. A menudo, se trata de círculos cerrados en los que es muy difícil poder ingresar. Casi todos son coetáneos, aunque suelen admitir a algún joven más con ánimos de que perdure la tertulia que de oír sus opiniones.

Otra característica de los arreglamundos de café, que resalta a simple vista, es que aunque lleguen al establecimiento con un rostro cariacontecido suelen salir de él henchidos de vanidad porque siempre piensan que han estado especialmente brillantes en sus intervenciones para salvar a la Humanidad. Los arreglamundos de café suelen tener un nivel intelectual aceptable, pero la mayor parte de ellos están enfermos de diletantismo: una peligrosa enfermedad que se transmite por contagio y cuyo síntoma principal es la ineficacia.

En los últimos años, ha empezado a proliferar una nueva variante, que se conoce con el nombre de “arreglamundos inalámbricos”, porque ejercen su actividad en las emisoras de radio. En éstas, parecen haber encontrado un hábitat especialmente adecuado para hablar de todo, sabiendo poco de mucho, y criticando, por lo general, lo que hacen otros, que, por cierto, siendo los que principalmente tienen que arreglar el mundo también se dedican últimamente más a hablar que a actuar.

Con todo, son los arreglamundos del tipo de los “falabaratos” los que más abundan. Estos suelen anidar en los vestuarios de los clubes deportivos o recreativos. En rigor, no forman un grupo estable y cerrado, sino que se incorporan o abandonan esporádicamente la tarea de arreglar el mundo, según estén o no en el vestuario. Éstos suelen ser los de menor nivel, pero los más dogmáticos. Son verdaderos “sabelotodos”, que se suelen apoyar en informaciones sedicentes “privilegiadas”, y en sus chácharas defienden sus posturas, sin escuchar al que sabe, terqueando inasequibles al desaliento hasta límites difícilmente superables.

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