La edad de la desvinculación anticipada

La Voz de Galicia
Domingo, 19 de octubre de 2008

En La Voz del pasado jueves se publicó que Telefónica había propuesto a los trabajadores de dos de sus filiales tecnológicas, Telefónica Móviles y Telefónica Soluciones, la posibilidad de acogerse, a partir de los 48 años, a una «desvinculación anticipada» de su relación laboral. Lo más llamativo de la noticia es, sin duda, el límite tan bajo de edad para poder optar por tal proposición. Y es que mírese por donde se mire, ya sea desde una óptica general, ya desde la perspectiva de esas dos empresas, 48 años son muy pocos para que pueda darse por terminada una vida laboral.

Desde la óptica general, estamos asistiendo a dos realidades que parecen discurrir en sentido contrario: cada vez vivimos más y envejecemos en mejores condiciones y, sin embargo, se nos aparta cada vez con menos edad de la vida laboral. Cuando la vida y el trabajo marchaban más acompasados y en la misma dirección, se aceptaba generalmente que llegaba una edad, más bien avanzada, en que había que dejar de trabajar. Pero no tanto por razones de pérdida de capacidad como por tener bien merecido el debido descanso. Claro que entonces había trabajo para todos, y la palabra paro se usaba casi más como nombre genérico de ciertos pájaros dotados de determinadas características que en su significación de «carencia de trabajo». A medida que fue aumentando la población, que la vida se hizo más larga y que, en consecuencia, el trabajo comenzó a escasear, hubo que fijar una edad de jubilación obligatoria (generalmente a los 65 años), en la que se estimaba convencionalmente que coincidían una disminución de la capacidad laboral y el bien ganado descanso por los servicios prestados.

Andando el tiempo, y probablemente por la imparable -y en cierto modo incomprensible- necesidad de que las empresas superen en cada ejercicio los beneficios del anterior, llegó a rebajarse la edad de jubilación como instrumento de reducción de costes empresariales. Apareció entonces la llamada «prejubilación»: el cese en la relación laboral antes de cumplir la edad legal, pero próximo a ella. Pero así como podría discutirse si los que llegaban a la edad de jubilación siguen siendo aptos para el trabajo, lo que parece cierto es que la generalidad de los prejubilados conservan su plena capacidad.

La propuesta de esas dos filiales de Telefónica sigue la línea de utilizar el recorte de la plantilla laboral para reducir los costes. Pero es novedosa en un doble sentido: en la edad, 48 años, y en el nombre, «desvinculación anticipada». Una y otro, lejos de ser casuales, tienen que ver con las características de las empresas afectadas. Ambas compañías operan en el sector de la tecnología punta y han sido constituidas hace pocos años, razón por la cual la edad media de su plantilla es bastante baja. Por eso, su reducción en la medida deseada parece que solo es posible rebajando el tope de edad a los 48 años. Pero como con estos años se está tan lejos incluso de la edad de la prejubilación, se ha recurrido al eufemismo de la «desvinculación anticipada».

Y es que se trata no tanto de un cese en la relación laboral por razones de edad, sino de una ruptura pactada del «vínculo» antes del momento, ya prematuro, de la prejubilación. Prescindir de trabajadores con esa edad, que están en su plenitud laboral, es un lujo más del capitalismo moderno; por esta y otras razones se explica que estén tratando de refundarlo.

Y es que la edad de 48 años, aunque se esté hablando de empresas dedicadas a actividades de alta tecnología, es una edad muy temprana.

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