El futuro de nuestros jóvenes

La Voz de Galicia
Domingo 26 de Diciembre de 2010

No tengo más títulos para dirigirme a vosotros que la edad y la dedicación parcial desde hace algunos años al oficio de escribir. A nadie que no esté en vuestras circunstancias le es fácil ponerse en vuestro lugar, pero trataré de hacerlo para sentir vuestros problemas, penas y temores. De las alegrías, que alguna también tenéis, no voy a hablaros. Mi intención es recordaros el pasado y advertiros, desde el presente, que tenéis un futuro que no es tan negro y desesperante como parece a primera vista.

Aunque la gran mayoría de vosotros habéis sido escolarizados –y en esto hemos mejorado notablemente-, han sido tantos los cambios de planes escolares que habéis sufrido que, como poco, estaréis desorientados. A ello hay que añadir que la constante bajada del nivel de exigencia os ha hecho llegar hasta las puertas de la universidad con una formación muy deficiente. En ésta, las cosas tampoco os han ido mejor: lejos de capacitaros para el acceso al conocimiento y el pronto ejercicio de una profesión, os mareamos con saberes excesivamente abstractos y no siempre debidamente actualizados. El balance, pues, de vuestro azaroso caminar por la enseñanza es –y trato de ser suave- frustrante.

Las cosas no os han ido mejor en eel ámbito del hogar. Nacisteis en los años anteriores al despegue económico y, aunque os beneficiasteis de él, vuestros padres trabajaban tanto para poder consumir irrazonablemente que fue muy escasa la atención que pudieron prestaros. Sois la generación que habiendo estado más cerca que nunca de vuestros padres menos educación habéis recibido de ellos. Y que voy a deciros de vuestras perspectivas laborales. Formáis el sector de la población más castigado por el paro: la tasa se acerca al 40% y empieza a hablarse de que podéis llegar a ser “una generación perdida”. Con lo que tenéis encima ¿puede alguien sorprenderse de que estéis desencantados con el país que os estamos dejando?

Pero la cuestión no es lo que os ha pasado, sino si aun estáis a tiempo de hacer algo para mejorar la negra perspectiva que os amenaza en el horizonte. La pregunta es ¿cómo os veis dentro de veinticinco años? ¿Estáis aún a tiempo de hacer algo para salir del pozo en el que os estáis hundiendo? Estoy firmemente convencido de que tenéis una tarea que rematar, y muy importante.

Es en el ámbito de la Unión Europea. Los fundadores salieron a mediados de los cincuenta del siglo pasado desde la orilla de una reducida y limitada integración, y las generaciones que nos hemos incorporado a lo largo de los años os hemos ido llevando hasta la mitad de la travesía. Las dificultades por las que está pasando la Unión han llevado a alguna voz a clamar por deshacer lo andado. Pero esto, además de devolvernos al punto de partida y tirar por la borda los esfuerzos de los que nos han precedido, requeriría el mismo esfuerzo que seguir hasta la meta final. Ahora que se ha visto que una moneda única fuerte requiere una política fiscal común y un severo control presupuestario de los Estados miembros, el camino hacia el final está trazado. Solo queda avanzar decididamente hacia una única nación europea. Y eso es lo que os corresponde a vosotros. El hombre primitivo se irguió para tener mejor perspectiva: es hora de que la juventud actual se levante para mirar por encima de las actuales dificultades de su nación y erigir un espacio común más amplio integrado por los actuales herederos de la vieja y gran Europa.

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