¿Debe abdicar el rey?

La voz de Galicia

El secretario general del Partido Socialista de Cataluña, Pere Navarro, viene insistiendo en los últimos días sobre la conveniencia de que abdique el rey Juan Carlos. En su opinión, Cataluña vive unos días de mucha tensión y ha llegado el momento de una nueva transición para la que se necesita alguien al frente de la Corona que tenga energía para liderarla.

El tema de la abdicación del rey requiere mucho espacio para tratarlo con seriedad. Pero en el reducido espacio de un artículo de opinión es posible valorar la propuesta del secretario general del PSC, analizando las premisas de las que parte. El punto de partida es que Cataluña vive unos días de mucha tensión. Esta afirmación solo puede ser cierta si admitimos que se tome una pequeña parte por el todo: habría que aceptar que Cataluña no es el conjunto de los ciudadanos que habitan en esta comunidad autónoma, sino los políticos que desarrollan en ella su actividad. Lo cual es mucho admitir. Si Pere Navarro hubiera hablado con rigor, tendría que haber dicho que «los políticos de Cataluña» viven unos días de mucha tensión.

Y es que a una buena parte de los catalanes que no viven de la política tal vez lo que les causa de verdad tensión es que puedan perder el empleo, que les suban los impuestos y que vean disminuir sus prestaciones sanitarias y asistenciales como consecuencia de la nefasta gestión de esos ciudadanos privilegiados, los políticos, que son los causantes de la supuesta tensión, debido al enloquecido desafío secesionista del Gobierno de Cataluña.

La segunda afirmación de Pere Navarro es consecuencia de la premisa de partida y consiste en que se necesita una nueva transición. Y las preguntas son quién la necesita y para qué. Parece que, según el secretario general del PSC, la necesitaría Cataluña, y en cuanto al para qué, es posible que piense que para aumentar el autogobierno. Si esto fuera así, y partiendo de que los políticos catalanes tienden a identificar a toda Cataluña con ellos como clase, vuelvo a insistir en que el resto de los catalanes lo que parecen necesitar es que se cree empleo, que se rebajen los impuestos, que se gaste con mayor eficiencia y que se tengan las mejores prestaciones sanitarias y asistenciales posibles. Y en lo que concierne al autogobierno, solo tendría sentido que exigieran mayores cotas de poder si su actuación con el que ya tienen hubiera sido exitosa, porque darles más competencias con la crisis que han generado parece sumamente imprudente.

La tercera y última aseveración es que el rey no tiene energía para pilotar esta transición que se nos presenta sofísticamente como necesaria. En eso, estoy parcialmente de acuerdo. Tal y como ha desempeñado el rey sus funciones constitucionales hasta ahora, me parece de todo punto imposible que se preste a liderar una nueva transición hacia la secesión de Cataluña. Pero no es por falta de energía, sino porque sería inconstitucional.

 

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